“No sé por qué me afecta tanto la opinión de los demás”

 

 

 

→ ¿Cuántas veces has permitido que un comentario te defina, que una opinión te quite valía o te aporte autoestima?

 

→ ¿Cuánto valor le das a la opinión de los demás?

 

→ ¿Eres consciente del poder que otorgas a los demás sobre tu autopercepción y autoestima?

 

En terapia, tengo una constante y es preguntar qué opinión tiene el paciente sobre sí mismo.
La respuesta, casi siempre, viene sesgada y condicionada en función del feedback que reciben de su entorno.
Personas que, ya en la infancia, recibían comentarios de menosprecio y sufrían un maltrato psicológico.

 

Ante esta situación, son much@s l@s que acaban interiorizando esos descalificativos, haciéndolos propios, llegando a un punto en el que ya no saben distinguir si ese pensamiento tóxico viene de ell@s mism@s o no.

 

Como suelo decir en terapia, el trabajo empieza por empezar a tirar del hilo, desmitificar uno a uno cada pensamiento distorsionado y ver cuánto de realidad tienen.

 

 

Casi siempre, esa madeja de hilo, esos nudos limitantes, ese rompecabezas que mantenía pres@ al paciente en una cascada de emociones negativas y una autoestima totalmente deteriorada, empieza a cobrar forma y es en ese punto donde la persona empieza a forjar su personalidad.

 

Es entonces cuando el/la paciente comienza a rellenar un “folio en blanco” con cada autodescubrimiento,
siendo el autoconocimiento el mayor impulso que tenemos las personas para desarrollarnos en nuestra mejor versión , con un matiz muy importante que siempre me gusta recalcar, permítete cometer errores, fallar, dar un paso atrás para coger impulso o simplemente, para retirarte a tiempo.

La autocrítica, bien hecha, es necesaria también.

Cada uno decide el poder y la validez que le da a lo que puedan opinar los demás.

Tener una autoestima bien consolidada es fundamental para no permitir que esas voces resuenen más que las propias.