Es una pregunta que a menudo se hacen las personas que sufren de ansiedad. Si te ha pasado, no creas que no tiene sentido, sino más bien todo lo contrario.
Primero que nada, debemos saber que la ansiedad no solo tiene que ver con un miedo irracional al qué vendrá, si no que en muchas ocasiones nos arrolla como un eco del pasado, un problema no resuelto, un trauma no superado.
Pensamientos intrusivos que invaden nuestra mente cuando sufrimos de ansiedad:
“Hay algo que estoy haciendo mal” “Significa que algo malo me pasa” “No debería estar pasándome esto ahora que estoy bien” “Nunca voy a estar bien” “No voy a poder superar lo que me pasó” “¿Por qué me pasa esto a mí?” “Si fuese fuerte esto no me pasaría” “Esto no le pasa a los demás” “Soy débil”
En ocasiones, cuando estamos pasando por un momento difícil en nuestras vidas, nuestro cuerpo reacciona de manera que podamos afrontar lo que nos está sucediendo. La adrenalina se apodera de nosotros y sacamos una fuerza interior que incluso no sabíamos que teníamos.
Pero no nos estamos dando cuenta de que todo eso acabará pasándonos factura. En algún momento, cuando más relajados estemos, cuando creamos que ya todo ha pasado, será cuando nos venga, sin previo aviso, la ansiedad que hemos estado acumulando.
Nuestro cuerpo es sabio y posee una capacidad de auto-defensa que en ocasiones no somos capaces de detectar.
Es cuando nos relajamos, cuando nos sobreviene esa amarga sensación de que algo malo está pasando, perdemos por completo la energía y la fuerza, nos invaden dudas, pensamientos distorsionados y negativos, sentimos que nos falta el aire, pero una voz en nuestra mente se pregunta una y otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué ahora que todo va bien? ¿Qué está fallando? ¿Va a pasar algo malo?
Esas preguntas que nos hacemos nos generan más ansiedad ya que no tienen respuesta, son conjeturas de la mente para dar sentido a lo que nos está pasando
Estas son algunas de las sensaciones que experimenta nuestro cuerpo durante un ataque de ansiedad:
- Sensación de falta de aire - Mareo y angustia - Incapacidad para pensar - Temblores - Debilidad física
Es importante recalcar que hay ocasiones en que la ansiedad puede estar avisándonos de que algo no va bien en nuestras vidas. Pero en este artículo no estamos hablando de ello, sino del tipo de ansiedad que nos invade cuando sabemos con certeza que en ese momento estamos bien.
Por ello, es importante dejar salir la ansiedad. No debemos intentar evitarla, sino más bien todo lo contrario. Nuestro cuerpo está intentando sacar todo el estrés acumulado durante un momento del pasado reciente en que no tuvimos tiempo para escuchar a nuestra mente.
Desde pequeños nos han enseñado que en la vida hay que mostrarse fuerte, y ese pensamiento erróneo ha provocado que muchas personas hayan aprendido inconscientemente un hábito muy dañino como es el de ocultar las emociones cuando estas son negativas. Este tipo de comportamiento genera una respuesta desadaptativa en nosotros, y estamos generando un patrón de conducta contraria al que nuestra mente necesita.
Estos son algunos ejemplos de las conductas adaptativas que debemos desarrollar:
– Decir nuestra opinión aun sabiendo que no es la más popular.
– Escucharnos.
– Cuando exista algún problema con una persona, hablarlo, no enquistarlo.
– Eliminar los “debería” y los “¿y si…? de nuestra mente.
– No ocultar nuestra disconformidad.
– Poder expresar nuestras emociones ya sean positivas o negativas.
– No decir que estoy bien cuando no lo estoy.
– No juzgarnos.
– No exigirnos demasiado.
El primer paso para superar este tipo de ansiedad es aceptar que la tenemos y no frustrarnos intentando hallar la raíz del problema. En ocasiones nos sometemos a un bombardeo de preguntas sin respuestas en un intento desesperado por entender lo que nos está pasando y cómo solucionarlo. Pero de esta forma solo nos estamos generando más ansiedad.
Las respuestas vendrán solas.
Poner en práctica las conductas expuestas anteriormente nos ayudará a sentirnos mejor y a despejar nuestra mente de pensamientos distorsionados.
No podemos querer solucionar lo que nos está ocurriendo en plena crisis de ansiedad porque es cuando la mente se encuentra más débil. Debemos darle un respiro. Escucharnos a nosotros mismos sin juzgar nuestros pensamientos. Simplemente, escúchate.
Si la ansiedad viene dada por un acontecimiento del pasado, recuerda que ese momento ya pasó y solo puedes seguir adelante.
La clave está en cambiar los mensajes en negativo por mensajes positivos.
“Nunca voy a estar bien” → “Voy a poder con esto”
“Si fuese fuerte esto no me pasaría” → “Esta situación no me define”
“Hay algo que estoy haciendo mal” → “Lo estoy haciendo lo mejor que puedo”
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